Qué es un proceso de Psicoterapia?
Cuando inicié mi terapia personal pude entender lo que sentía un paciente en su primer contacto con la Psicoterapia.
Yo sabía lo que me encontraría, pero a pesar de ello recuerdo la sensación de temor a encontrar aspectos que no me gustasen e incluso a sentirme juzgada, nada más lejos de la realidad…
Un proceso de análisis y cambio personal desde la responsabilidad de conocerme mejor a mí misma y permitiéndome empatizar todavía más con el otro lado del sofá, el paciente.
Ir al psicólogo debe partir de la conciencia de que uno lo necesita. Aquel que viene empujado por otro o coaccionado para el cambio, no es paciente, y esto quiere decir que no cree «padecer» y por ende no cree necesitar ayuda. Tiempo y dinero perdidos, a la par de la incomodidad del Psicólogo trabajando con aquel que no quiere estar allí.
La Psicoterapia es un proceso formado por la entrevista clínica, evaluación y tratamiento psicológico planteado mediante focos de trabajo con el paciente, previamente explicados. La entrevista y la evaluación clínica nos lleva alrededor de 6 sesiones, siendo el tratamiento lo más oscilante en cuanto a número de sesiones ya que depende de variables como la personalidad del paciente, gravedad de los síntomas, apoyo familiar o social, historia previa, tiempo de desarrollo de los síntomas, etc.
La frecuencia de las sesiones es semanal, una sesión a la semana, y esto es así para agilizar la evaluación, vínculo y recuperación del paciente. Las sesiones quincenales serán prescritas cuando hayamos alcanzado una mejoría, de lo contrario la terapia es un acompañamiento o ventilación pero nunca una intervención, lo cual es frustrante también para el profesional que no verá avance alguno.
Es un proceso impulsado por tu voluntad de sanar, de reflexionar, de reparar heridas pasadas…
guiado por un psicólogo, quien a través de la formación, la experiencia y el vínculo, te ayudará a abordar los cambios que necesitas para alcanzar el equilibrio que has perdido.
La importancia de la relación terapéutica
La actitud del Psicólogo es un facilitador: calidez en la escucha, actitud empática, con coherencia, humanidad, amabilidad y responsabilidad. Esta es la base para que el encuentro interpersonal se convierta en una relación terapéutica exitosa.
Un buen predictor de cambio es el vínculo entre paciente y terapeuta.
La presencia del terapeuta te proporciona un espacio seguro, en el que puedes poner palabras a lo que te sucede y sentir cómo te afecta. El terapeuta te apoya, te confronta, te guía, te ayuda a reflexionar, a encontrar el cambio que tú necesitas, te ayuda a afrontar y te acompaña en el proceso que estás viviendo…
- Te escucha sin juicios ni valoraciones, y profundiza junto a ti en los problemas, respetando tu propio ritmo.
- Te acompaña en los momentos difíciles, mientras exploras tus emociones, recursos y creencias, y encuentras tu propio significado a lo que te sucede.
- Te señala lo que forma parte de tu experiencia presente, y que tú, por ti mismo, no eres capaz de ver.
- Te apoya para que puedas descubrir aspectos de ti mismo que te mantienen en una situación de sufrimiento, desarrolles tus capacidades personales y encuentres tu propia forma de resolverlo, cambiarlo o aceptarlo.
- Te confronta ante a los problemas que te acompañan, esto es, apoyándote para que asumas sus dificultades y retos, sin eludirlos, con la responsabilidad necesaria.
Y cómo será el proceso terapéutico?
Esta actitud del psicólogo facilita que el proceso vaya transcurriendo, llevándote a tomar contacto con tus auténticas necesidades, que tal vez creías inexistentes o tenías olvidadas.
El proceso terapéutico te permitirá conocerte mejor, ampliar tu capacidad de darte cuenta, e integrar tus experiencias dolorosas, mejorando tu autoestima y tus recursos.
El propósito es que consigas sentir, pensar y actuar de una forma armónica e integrada, relacionarte con honestidad, crecer como persona, evolucionar hacia el equilibrio, afrontar los problemas con madurez, y vivir con más conciencia:
- Dejar de repetir los comportamientos que te hacen daño a ti o a los demás.
- Aceptarte como eres, sin exigirte ser lo que no eres.
- Empezar a quererte un poco más, para que puedas querer más a los demás.
- Curar tus heridas y poder mirar al pasado sin rencor.
- Escuchar los mensajes del cuerpo, cuidarle y tratarle con respeto.
- Empezar a tomar tus propias decisiones, y dejar atrás los reproches hacia quienes no te enseñaron a hacerlo.
- Saborear la vida tal y como se presenta, en lugar de dejarla pasar porque no es como a ti te gustaría que fuera.
- Disfrutar de las relaciones, el conocimiento, la sabiduría, el amor… la vida.
- Tener la libertad de ser.
En definitiva, asumir la responsabilidad de tu propia vida.
Y qué tipo de psicoterapia?
Cada persona es diferente y única, cada una necesita una forma de trabajo distinta.
Por ello trabajo con un enfoque integrador, empleando diferentes orientaciones psicológicas y siempre realizando una evaluación psicodiagnóstica que me clarifica qué tipo de enfoque va a ayudar más a ese paciente.
He recibido formación en todas las orientaciones psicológicas, y principalmente en consulta me desenvuelvo con las siguientes:
- Orientación humanista: imprescindible para ejercer como Psicóloga, cuidando el respeto por los valores, criterios, idiosincrasia de cada paciente. Esta orientación psicológica se centra en la persona, como un todo, con sus emociones y pensamientos, cuidando y potenciando su lado más positivo y humano. Desde aquí me permite profundizar en los conflictos personales, poner conciencia en las dificultades y desarrollar tus propios recursos para afrontarlas, con la calidez de la mirada empática y el respeto por los tiempos de cada uno.
- Orientación psicodinámica: este enfoque me apasiona. Se centra en el pasado, presente y futuro del paciente, analizando las dinámicas de los conflictos que padecemos, los porqués, desde cuando, cómo, para qué. Observa el entorno del paciente y cómo se relaciona con él. Evalúa las características de personalidad y su interacción con otros. Este enfoque utiliza todo lo anterior para examinar los conflictos no resueltos y los síntomas actuales que se derivan de anteriores relaciones disfuncionales no superadas, dotando de conciencia al paciente para evitar la perpetuación futura del conflicto.
- Orientación cognitivo-conductual: esta orientación se centra en el presente y futuro del paciente, analizando cómo actúa y cómo piensa la persona ante los problemas que presenta, enseñando herramientas directivas para afrontarlos de maneras más adaptativas sin poner en juego el equilibrio psíquico y emocional.
Imágenes Pixabay.
Psicóloga en Alcorcon en Madrid | Psicóloga en Madrid Sur