«Toda persona tiene necesidad de ser tocada y reconocida por los demás» (James). Estas son, a la vez, necesidades biológicas y psicológicas a las que Berne llamaba «hambres».
Del mismo modo que el hambre o necesidad de alimento es saciada con comida, para subsanar la necesidad de estimulación es necesario, e incluso imprescindible, que la persona sea tocada y reconocida por los demás. A la unidad de contacto o reconocimiento la llamaremos, con Berne, «caricia» que se define como «cualquier acto que implique el reconocimiento de la presencia de otro» o dicho de otro modo, es cualquier estímulo social dirigido de un ser vivo a otro y que reconoce la existencia de este.
Es un hecho demostrado (Spitz 1956) que la privación sensorial en el niño puede
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