Hoy por hoy se estima que el 23% de las niñas y un 15% de los niños sufre abusos sexuales antes de los 17 años, en España. Datos que ponen el vello de punta.

El abuso sexual a los niños puede ocurrir en la familia, a manos de un padre, un padrastro, hermano u otra persona; o fuera de la casa, por ejemplo, por un amigo, la persona que lo cuida, un vecino, un maestro, o un desconocido.

Los niños no están psicológicamente preparados para hacer frente al estímulo sexual. Desarrollará una pérdida de la autoestima, tendrá la sensación de no valer nada, se hará responsable de la situación y tendrá una perspectiva anormal de la sexualidad.

El niño puede volverse muy retraído, perder la confianza en todos los adultos y puede hasta llegar a considerar el suicidio.

En estos niños observamos cambios muy drásticos y llamativos en sus comportamientos:

– Masturbación excesiva

– Conocimientos y conducta sexuales impropios a su edad.

– Interés excesivo o evitación de todo relacionado con la naturaleza sexual.

– Comportamiento seductor.

– Depresión o aislamiento de sus amigos y familia.

– Desorden del apetito (perdida, anorexia, bulimia).

– Regresiones, incapacidad para controlar esfínteres.

– Problemas de sueño (Insomnios, pesadillas y miedo a la oscuridad).

– Llanto continuo.

– Excesiva agresividad.

– Temor o rechazo a alguna persona.

– Bajo rendimiento escolar.

– Desconfianza en sí mismo.

– Negarse a ir a la escuela.

– Secretismo.

– Evidencia de abusos o molestias sexuales en sus dibujos, juegos o fantasías.

– Comportamiento suicida.

Con estas datos, no se puede decir que todos los niños que presenten estos cambios en su comportamiento estén sufriendo un abuso sexual.

Ante la duda siempre habrá que acudir a la consulta del pediatra y del psicólogo.